¿Por qué hoy, 22 de noviembre, es el Día de la Música?
Cada año, el 22 de noviembre se celebra el Día de la Música con el objetivo de rendirle homenaje a este arte que se ha vuelto indispensable en la vida de todos y a aquellas personas que lo practican con pasión y vocación.
En este día, se conmemora a Santa Cecilia, patrona de todos los músicos. Hace varios siglos, en el año 1594, el Papa Gregorio XIII nombró a Santa Cecilia patrona de este tipo de arte. Desde ese momento, todos los años se festeja en nombre de ella.
La historia detrás de este día cuenta que, a fines del Siglo II, cuando la religión católica no era aceptada en el Imperio Romano, una joven llamada Cecilia fue obligada por sus padres a casarse con Valeriano.
Cuando se casaron, el joven fue bautizado por el Papa Urbano y se convirtió a la religión de su esposa. Pero, luego de eso, Valeriano y su hermano decidieron enterrar cadáveres cristianos. Esto estaba prohibido por lo que los arrestaron y, como no quisieron decir que adoraban a Júpiter, los torturaron y condenaron a muerte.
A Cecilia la quisieron forzar a dejar el cristianismo, pero como ella se negó, la llevaron hacia un horno caliente para torturarla y sofocarla. Sin embargo, la mujer resistió y decidió cantarle a Dios. Como consecuencia de esto, decidieron condenarla a muerte, por lo que el 22 de noviembre del año 230 le cortaron la cabeza.
Finalmente, luego de que la religión católica fue declarada como culto oficial, se nombró a Cecilia como patrona de todos los músicos. Así, este día busca homenajearla a ella y a todos estos talentosos que llevan su arte a todas las sociedades del mundo.
La flor de ceibo, también denominada seibo, seíbo o bucaré, fue declarada flor nacional argentina por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº13.847/42, del 22 de diciembre de 1942. Es una especie característica de la formación denominada Bosques en Galería. Se encuentra en los cursos de agua, pantanos, esteros y lugares húmedos. Por la vistosidad de sus flores se encuentran cultivadas en paseos, parques y plazas. Fue declarada “flor nacional” en Uruguay y en la Argentina.
Los datos biológicos
Su nombre genérico Erythrina es de origen griego, de la voz “erythros”, que significa rojo, atribuida por el color de sus flores. El nombre específico crista-galli, también por la semejanza del color de las flores a la cresta del gallo. Su altura oscila entre 6 a 10 centímetros, con diámetro de 0.50 cm. Fuste tortuoso y poco desarrollado, corteza de color pardo grisáceo, muy gruesa y muy rugosa con profundos surcos.
El ceibo es un árbol originario de América, especialmente de la Argentina (zona del litoral), Uruguay (donde también es flor nacional), Brasil y Paraguay. Crece en las riberas del Paraná y del Río de la Plata, pero se lo puede encontrar también en zonas cercanas a ríos, lagos y zonas pantanosas. Su madera, blanca amarillenta y muy blanda, se utiliza para fabricar algunos artículos de peso reducido. Sus flores se utilizan para teñir telas.
Cuenta la leyenda
Según la tradición oral, la flor del ceibo nació cuando la Anahí fue condenada a morir, tras participar en un cruento combate entre su tribu guaraní y el ejército invasor. Hasta allí, la niña cantaba feliz en la selva, con una voz dulcísima, tanto, que se decía que los pájaros callaban para escucharla. Pero un día resonó el ruido de las armas. Se dice Anahí luchó tanto como pudo pero que finalmente fue apresada y condenada a la hoguera.
Los soldados la ataron a un tronco, amontonaron a sus pies pajas y ramas secas, y al rato una roja llamarada la rodeó de fuego. Ante el asombro de los que contemplaban la escena, Anahí comenzó a cantar. Era como una invocación a su selva, a su tierra, a la que le entregaba su corazón antes de morir.
Su voz estremeció a la noche, y la luz del nuevo día pareció responder a su llamado: consumido el fuego, los soldados se sorprendieron al ver que el cuerpo de Anahí se había transformado en un manojo de flores rojas.
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